¿Qué es la violencia psicológica?
La violencia psicológica se refiere a cualquier comportamiento, verbal o no verbal, que busca intimidar, humillar, coaccionar, controlar o aislar a una persona. Esta forma de abuso es sutil y progresiva, a menudo se manifiesta mediante insultos, amenazas, chantaje emocional, manipulación y aislamiento social. Aunque no deja marcas visibles, sus efectos pueden ser devastadores, causando ansiedad, depresión, estrés postraumático e incluso pensamientos suicidas en las víctimas.
Entre los signos más comunes de violencia psicológica se encuentran:
- Insultos y descalificaciones constantes: El agresor menosprecia a la víctima, haciéndola sentir que no vale nada o que no es capaz de hacer nada por sí misma.
- Aislamiento social: El agresor controla o impide las relaciones de la víctima con su familia, amigos o compañeros de trabajo.
- Manipulación, chantaje emocional y coacciones: El agresor utiliza las emociones de la víctima para controlar sus decisiones y acciones, haciéndola sentir culpable o avergonzada.
- Control extremo: El agresor supervisa y restringe las actividades diarias de la víctima, incluidas las finanzas, las redes sociales y las interacciones cotidianas.
Acoso: El agresor comienza a enviar mensajes o llamar de forma insistente a la víctima generando un claro malestar y desasosiego en esta. - Acoso: El agresor comienza a enviar mensajes o llamar de forma insistente a la víctima generando un claro malestar y desasosiego en esta.
Albor Abogados, dirigido por la experta en violencia de género Alejandra Rodríguez Arranz, ha trabajado con numerosas víctimas de violencia psicológica, ayudándolas a identificar los patrones de abuso y guiándolas en la toma de decisiones legales.
¿Cómo reclamar judicialmente por violencia psicológica?
El principal desafío para las víctimas de violencia psicológica es reunir pruebas que demuestren el abuso, ya que, a diferencia de la violencia física, no existen lesiones visibles que se puedan documentar fácilmente. Sin embargo, es posible siguiendo ciertos pasos clave:
- Reunir pruebas: A pesar de lo difícil que pueda parecer, es fundamental documentar los episodios de violencia psicológica. Algunas pruebas útiles incluyen:
- Mensajes de texto, correos electrónicos o grabaciones de voz en los que se demuestre el abuso verbal o las amenazas.
- Testimonios de familiares, amigos o compañeros de trabajo que hayan sido testigos del comportamiento del agresor y del deterioro de la víctima.
- Informes de un psicólogo o psiquiatra que evalúen el impacto emocional y psicológico del abuso en la víctima.
- Denunciar el abuso: Al igual que en los casos de violencia física, las víctimas pueden denunciar la violencia psicológica ante la policía o en el juzgado de guardia. Es importante detallar cada incidente y proporcionar cualquier prueba disponible que sustente la denuncia.
- Solicitar la orden de protección: Con la denuncia, es posible solicitar orden de protección, que son un conjunto de medidas cautelares de las que hablamos. En casos de violencia psicológica grave, estas medidas son esenciales para evitar que el agresor siga manipulando y controlando a la víctima.
- Asesoramiento legal especializado: La violencia psicológica es un tipo de abuso que puede ser difícil de probar sin el apoyo adecuado. Contar con la asistencia de un abogado especializado en violencia de género es clave para que la víctima pueda presentar una denuncia sólida y obtener la protección que necesita.
Albor Abogados, con Alejandra Rodríguez Arranz al frente, se especializa en la defensa de víctimas de violencia psicológica. Su equipo ofrece un enfoque sensible y empático, ayudando a las víctimas a recopilar pruebas y presentar su caso de manera efectiva en el sistema judicial.
Consecuencias legales para el agresor
Una vez que se presenta una denuncia por violencia de género, sea del tipo que sea, lo que incluye la psicológica y se logra demostrar el abuso, el agresor puede enfrentarse a diversas penas que irían desde la multa o trabajos en beneficio de la comunidad en los casos más leves a penas de prisión en los más graves. Además del establecimiento desde el primer momento de una medida de alejamiento y/o prohibición de comunicación, el control telemático del denunciado, etc en función de los casos.